Me ha dado envidia de mi madre, y si en la entrada anterior os presenté un audiovisual con una antología de sus labores, en ésta os presento las mías.
La manualidad más antigua que conservo, la tiene mi madre en el desván de la casa del pueblo; consiste en una tabla de conglomerado forrada con tela de saco o de arpillera, en la que pegué granos de arroz, coloreados, haciendo un motivo un tanto extraño, que mezcla lo religioso con lo japonés; no sé cómo ha sobrevivido después de 45 años.
Otra manualidad de mi infancia, realizada también en el colegio, fue este bajorrelieve de un osito en una tabla de madera; el motivo me lo inventé yo, y entonces no existía el oso de Tous.
Mantelería de tela de panamá de color tostado, con bordado en blanco y negro, de los años 90 |
Servilleta bordada y juego de café de los años 60 |
Manualidad de 1969 para colocarla a la entrada de casa, de bienvenida |
Otra manualidad de mi infancia, realizada también en el colegio, fue este bajorrelieve de un osito en una tabla de madera; el motivo me lo inventé yo, y entonces no existía el oso de Tous.
Manualidad sobre madera, con motivo de osito, realizada en 1968
Esta bolsa de las pinzas la bordé a punto del diablo cuando en la clase de hogar, cuando tenía unos 10 años y fue mi regalo del día de la madre.
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La última manualidad que he realizado hace tres meses es este burlete de lana (que compré en la tienda Tiger que hay enfrente de mi casa), tejido con la mano, para evitar que pase el frío por debajo de la puerta de entrada.
Burlete realizado con las manos, en enero de 2016 |
En el colegio aprendí a coser y a bordar, y mi madre me enseñó a tejer, a hacer punto de media; empecé con bufandas, que es lo más sencillo, y ya no lo abandoné, pues no tengo paciencia para hacer labores de enjundia. Me gustan los resultados inmediatos, como estas bufandas de las fotos.
Otra técnica que he utilizado mucho y que me encanta es el punto de cruz; estos son mis cuadros preferidos.
De ganchillo he hecho menos cosas, como esta funda para taburete, de 2014, hecha con trapillo y ganchillo grande.
Yo utilizo distintas técnicas por rachas y temporadas; una de ellas fue la de los broches de fieltro, en torno a 2004.
Cuando en Madrid ya había pasado la fiebre de las manualidades de las piedras brillantes, en torno al año 2006, estuve en el Tirol y en el museo de Swarovski y comencé a hacer anillos, pulseras, broches...
Cuando llegó a Madrid la fiebre de las pulseras de gomitas, en el curso 13-14, me la contagiaron mis alumnos y me ponía con el telarcito de plástico a tejer y no paraba de hacer pulseritas.
Otra técnica que he utilizado mucho y que me encanta es el punto de cruz; estos son mis cuadros preferidos.
De ganchillo he hecho menos cosas, como esta funda para taburete, de 2014, hecha con trapillo y ganchillo grande.
Yo utilizo distintas técnicas por rachas y temporadas; una de ellas fue la de los broches de fieltro, en torno a 2004.
Broche inspirado en Gaudí |
Broches inspirados en Miró, de en torno a 2005 |
Cierre de la pulsera |
Juego de pulsera y anillo |
Cuando llegó a Madrid la fiebre de las pulseras de gomitas, en el curso 13-14, me la contagiaron mis alumnos y me ponía con el telarcito de plástico a tejer y no paraba de hacer pulseritas.
En 2014, cuando mi madre cumplió 90 años, a las invitadas les regalé colgantes de Swarovski, pentabolas que me dio a conocer mi amiga Mª Carmen, y me puse a hacerlas con fruicción.
Pentabolas del verano de 2014 |
Pentabola multicolor de 2014 Si has llegado hasta el final, tienes este premio. |
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Hola Pilar,
ResponderEliminarTe escribo porque acabo de leer tu libro "¡Está ardiendo una papelera!". Oí hablar de él un día en la radio, mientras iba conduciendo, y cuando llegué a casa lo apunté en la lista de "libros para leer".
Solo quería decirte que me ha gustado mucho leer tus experiencias en el instituto, y felicitarte también. Sobre todo por las iniciativas tan bonitas que tienes para los alumnos. Espero que no hayas dejado de ser directora, y que sigas mucho tiempo con ese espíritu tan positivo que se respira en el libro.
Un abrazo,
Carmen Cuevas